La salsa es un baile sabroso, que embruja y que está consiguiendo más y más adeptos cada día. Se ha definido como un género de fusión, una mezcla de elementos afrocubanos. Como baile sus pasos se practican mucho antes de inventarse el nombre, así, la salsa que se baila en Perú, en Chile, en Puerto Rico, en Cuba o en Nueva York, tienen diferencias. Son como dialectos de un mismo idioma.
Merengue:
El Merengue es el baile nacional de la República Dominicana. En sus orígenes nació como arma de seducción, al servicio del hombre para cortejar a su Dama. Es uno de los bailes Latinos-Caribeños más antiguo y que menos transformaciones ha sufrido con los años. Actualmente es uno de los bailes más populares. Conjuga un ritmo fácil, una letra desenfadada y un baile que, por naturaleza, expresa sensualidad, pasión y erotismo. Es un buen pretexto para hacer amigos y comenzar idilios.
Mambo:
El Mambo fue el primer ritmo Latino que traspasó las fronteras del Caribe y causo furor en todo el mundo. Su importancia viene marcada no sólo por la danza en sí, sino por ser, en cierto modo, el padre de la Rumba Bolero y del Chachachá.
Bachata:
La Bachata es un género musical bailable de la Republica Dominicana, dentro de lo que se denomina folclore urbano. Está considerado como un derivado del Bolero rítmico, hibridado con otros estilos como el son cubano y el merengue. En la ejecución de la bachata tradicional, las maracas del bolero fueron sustituidas por la güira, se asumió la ejecución virtuosa y libre del bongó propia del son cubano y se incorporaron guitarras al estilo de los tríos latinoamericanos populares en México, Cuba y Puerto Rico.
Tango Argentino:
Mucho se ha especulado sobre los orígenes del Tango. Aunque la palabra parece de clara influencia española y la música tiene cierta relación con las habaneras, las raíces se hallan especialmente en dos ritmos anteriores: La Milonga y el Candombe. El Tango se bailaba en las calles por las parejas de hombres que, además de mostrar su habilidad traduciendo coreográficamente su mísera existencia, practicaban para después animarse luego en el burdel. Y también porque siete de cada diez seres humanos en Buenos Aires eran varones y las pocas mujeres que había no querían participar en un baile de perdularias. Aquel Tango que se bailaba al ritmo de la habanera y carecía de pasos y figuras cortadas. Desde nuestra óptica de finales de siglo, aparece aun escasamente evolucionado como danza, y poco tiene que ver con el que se baila en la actualidad. La música cautivó, pero el baile no se acababa de entender, se consideró demasiado modesto y barriobajero para los elegantes salones de las ciudades europeas y empezaron a surgir variantes, distintos modos de bailarlo. Actualmente el público europeo se está dando cuenta de que un baile va unido a una música, a una cultura, a un carácter, y al sentimiento del pueblo que lo ha creado y transformado hace generaciones. No se puede inventar un baile artificial, despojarlo de su espíritu, y pretender con él suplir la danza popular y original. Así pues, junto a tangos europeos libres, muy tradicionales, especialmente de la escuela francesa, se está introduciendo el Tango Argentino de Salón, evolucionado en Buenos Aires a través de generaciones, que se ha convertido en un baile no demasiado difícil, con una estructura muy clara y una técnica que se puede transmitir de forma sencilla.